jueves, 19 de mayo de 2011

Un accidente casi fatal

Esta semana se cumplió un año del accidente cardiovascular (ACV) de Gustavo Cerati, guitarrista y cantante de la banda argentina de rock Soda Stereo. Pero la música no es el único ámbito en el que este mal se desarrolló, sino que el deporte también han ocurrido de estos ataques que impiden la correcta circulación de la sangre en el cerebro.


La madrugada del domingo 17 de abril de 2008 en el estado brasileño de Río de Janeiro, el argentino jugador de tenis de mesa Carlos Maslup padeció a sus 48 años un ACV que terminaría con su vida seis días después. El hecho ocurrió a los pocos días de la obtención de la medalla de bronce en los Juegos Parapanamericanos que se disputaban en el país vecino.

Maslup, quien era cuadripléjico debido a un incidente que tuvo en una pileta de natación en su infancia, sufrió una muerte cerebral antes de que su corazón dejara de funcionar. La disfunción del deportista abrió un polémico debate, ya que el Instituto Brasileño de Defensa de los Minusválidos (IBDD) culpó al comité organizador del evento de “racismo y discriminación” debido a que “no actuaron de la mejor manera posible”, pero Pablo Videla, el jefe de la delegación argentina, confesó a Clarín: “No hay nada que criticar, nos trataron de maravillas. El CO-Río se portó muy bien".


La gravedad de los pacientes que tienen apoplejías es alarmante. Pero, ¿cuáles son los factores de riesgo? ¿Qué síntomas indican la aproximación de un ACV? ¿Cómo se puede prevenir? Las respuestas a estas preguntas son simples y esenciales.

El tabaco, la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el colesterol son causales de estos “accidentes”, sin importar que el ser humano puede regularlo con una dieta equilibrada; por otra parte, hay factores genéticos y congénitos, los cuales ocasionan la mayoría de los ataques cerebrales.

Las áreas que permiten preverlos son las sensoriales y las motrices. La debilidad o el entumecimiento de la mitad del cuerpo, pérdida de capacidad del habla o dificultad de comprensión, mareos, falta de coordinación y pérdida del equilibrio al caminar son señales claras de advertencia.

Para no sufrir una embolia cerebral, el control de los factores mencionados con anterioridad en personas mayores a 50 años es fundamental. Para las personas menores a esa edad, es conveniente realizar los estudios pertinentes en caso de tener algún familiar que haya pasado por el problema en cuestión.

Hacer deporte –aunque no de sobreesfuerzo-, alimentarse bien, controlarse y realizar las acciones que un médico de cabecera informado nos sugiere son garantía de una vida sin accidentes.

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