La gravedad de los pacientes que tienen apoplejías es alarmante. Pero, ¿cuáles son los factores de riesgo? ¿Qué síntomas indican la aproximación de un ACV? ¿Cómo se puede prevenir? Las respuestas a estas preguntas son simples y esenciales.
El tabaco, la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el colesterol son causales de estos “accidentes”, sin importar que el ser humano puede regularlo con una dieta equilibrada; por otra parte, hay factores genéticos y congénitos, los cuales ocasionan la mayoría de los ataques cerebrales.
Las áreas que permiten preverlos son las sensoriales y las motrices. La debilidad o el entumecimiento de la mitad del cuerpo, pérdida de capacidad del habla o dificultad de comprensión, mareos, falta de coordinación y pérdida del equilibrio al caminar son señales claras de advertencia.
Para no sufrir una embolia cerebral, el control de los factores mencionados con anterioridad en personas mayores a 50 años es fundamental. Para las personas menores a esa edad, es conveniente realizar los estudios pertinentes en caso de tener algún familiar que haya pasado por el problema en cuestión.
Hacer deporte –aunque no de sobreesfuerzo-, alimentarse bien, controlarse y realizar las acciones que un médico de cabecera informado nos sugiere son garantía de una vida sin accidentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario